Ya sé
que he reescrito mil veces esto, menos mal que eres un ordenador y puedo borrar
sin que se note. Llevo días esperando que pase este día, hoy hace tres meses
que te conocí y si sigo viéndote mañana, será que ya no hay límite temporal
establecido para dejar de vernos, no sé, son de esas supersticiones a las que
te agarras en estas cosas. Rebusco en mi cabeza y en las letras de Sabina, todo
me vale y nada me vale a la vez. Eso, justo eso, lo que pienso cuando me miras
con tus ojos, más pequeños casi que los míos, justo cuando la piel que está por
debajo del lacrimal se te sube un poquito, como si imitase la carne de gallina
que se me pone en el corazón.