Patadas de ahogado

El Colegio de Médicos de Madrid, esa farsa de la que sólo te acuerdas cuando pagas el puñetero recibo obligatorio, esa panda de inútiles que no mueven un puto pie mientras los médicos que no han logrado escaparse del país encadenan indefinidamente contratos basura, trabajan 32 horas seguidas, se forman en universidades privadas concedidas a dedo que masifican impunemente de estudiantes los hospitales públicos, ven cómo se contratan licenciados con el título sin homologar o sufren a diario amenazas físicas y verbales; estos impresentables han tenido a bien regalarme el Vademecum.

Por un momento pensé que con esto se me iba a olvidar que financian con mi dinero excelentes cursos formativos, interesantísimas conferencias, páginas informativas para el ciudadano, actividades lúdicas y ofertas comerciales.

Pero no hay de qué preocuparse. El miniVademécum es otro gran engendro en el que incluyen como medicamentos las perlas de agua homeopáticas (otorgándoles indicaciones con eficacia jamás constatada contra placebo), donde ni siquiera figuran los precios de las pastillas (para qué), donde las novedades farmacológicas (esas pastillas carísimas que casi siempre hacen lo mismo que sus predecesoras) vienen en fosforito, y donde la única píldora anticonceptiva que cubre la Seguridad Social ni siquiera aparece.

Sigue así, Juliana. Espero que me otorgues el premio.