Hoy he escuchado una conversación en el metro. Me he enganchado irremediablemente a ella, hasta el punto de bajarme en Sol en lugar de en Callao (y así perderme la bajada de la calle del Carmen repleta de zapaterías y tiendas de joyería barata). Hablaban de los chinos, de las tiendas de. Decía una de las chicas que ayer por la noche estaba paseando y de repente se acordó del bar al que solía ir antes a tomarse un pinchito y con eso cenaba, pues fue hacía allí y ese bar ya nunca más sería de españoles, ahora atendían chinos y la comida era mucho peor. Según ella están cogiendo todos los locales, incluso atreviéndose a usar programas informáticos asiáticos para hacer la caja. Mezclado con sus críticas sin sentido ha dicho que se han hecho los dueños de las tiendas de alimentación y están cerca de serlo de las de ropa... cuando consigan hacerse con las de coches y con las inmobiliarias estamos perdidos.
Y realmente lo estamos, pero y qué más da si lo saben hacer bien. Son los reyes de las cosas que todos necesitamos en nuestra vida diaria. Además, no puedo hacerme a la idea del placer tan gigantesco que sentiría cualquier español siendo rey de ventas en otro país...
Some men just want to watch the world burn
Hace 11 años
0 cosillas on "Los pantalones que llevabas eran de un chino, lo sé porque los tengo igual"
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