Yo no

De que vivas allí, tan lejos. De ser española y vivir en Madrid. Ni de que odie tus continuos mensajes de despedida. No tengo la culpa de curiosear tu Facebook a escondidas temiendo el día en el que rellenes la casilla de tener una relación con. Ni de que la jodida alarma me despierte cuando estoy teniendo el jodido sueño en el que me vuelves a dar un beso. Ni de que tu voz ocupe mi hemisferio izquierdo y tu risa el derecho. Ni tampoco de buscarte en el parque de detrás de mi casa y en las tiendas de gominolas y en los bares y en el puto metro. De la agonía que me produce esperarte, a ti y a tus inexistentes llamadas. No tengo la culpa de querer desenredarme las ganas de verte dormido y de olerte como cuando ibas a meterte en la ducha. Ni de buscarte en cada mierda de canción que escucho, ni en cada paso de cebra que cruzo con el semáforo en rojo. Yo no tengo la culpa de que hasta el sonido de los cereales que me como para desayunar me recuerden tu jodidamente perfecta cara.

Tú no tienes la culpa de que yo esté loca.