En lluita

Ahora que explotan los coches...

Bueno, tampoco tanto. No está mal ver una huelga general en Barcelona. Tanto que siempre parece en la tele que los perroflautas multiperforados barceloneses la montan mucho más que los de Madrid. Pues va a ser que es verdad. Yo creo que es porque aquí no ponen tapa con la caña y eso quema.

Yo he hecho huelga, Leidi C. está en paro así que ni eso puede hacer. Pero nos hemos ido a patear Paseo de Gracia de arriba abajo y de abajo arriba toda la mañana, buscando el gentío. El gentío es como el césped, de lejos parece que está tupido pero cuando te acercas son todo calvas.

Creo que nadie de los que estaban por allí por la mañana tenía un trabajo al que faltar. Al principio han tirado bolsas de basura contra las fachadas de los bancos. Luego las han abierto y han esparcido cuidadosamente la basura. Luego han empezado a hacer grafitis en los cristales. Luego han tirado piedras contra los cristales. Luego han prendido fuego a cosas. Para ese momento ya hacía calor y bastante hambre así que se han tirado en los Jardinets de Gracia a hacerse un bocata y una siesta, y a las 16h han hecho otra rondita.

Leidi C. y yo hemos hecho la huelga del bocadillo de morcilla y de la tortilla francesa con queso (en el bar no habían hecho tortilla de patatas hoy, cada uno huelguea como quiere). Y nos hemos ido a descansar de tanta Lluita al sofá de su salón, que es muy acogedor. Me he tomado un poleo-menta con menta de verdad y me he lavado los ojos con manzanilla porque no sé si tengo alergia, conjuntivitis bacteriana o es que me han llegado gases lacrimógenos policiales. Leidi C. se ha apuntado a la manzanilla ocular y ha sido muy íntimo.

A las 18.00h han venido más lluitadoras que salían del trabajo y se han venido a la manifestación principal. Ahora había una bonita mezcla de raleas, de la cual lo más destacable era esto:

Creo que el hecho de que se fabrique un bolso como ese es razón suficiente para manifestarse.

Leidi C. en un momento se ha venido arriba y se ha atrevido a tocarlo. Creíamos que lo mismo abría los ojos pero no. Of. Es sólo un bebé muerto, disecado y vaciado, con orejas de Mickey Mouse. La que lo llevaba se parecía a Bjork con 70 años y yo lo he achacado todo a eso.

De repente, llegando a Plaza de Catalunya la gente ha empezado a correr en desbandada en sentido contrario y nos hemos acojonado. Afortunadamente Leidi C. es una Leidi muy moderna y ha mirado en Twitter a ver qué estaba pasando (ya se sabe que si sale en Twitter está pasando, aunque tú estés ahí mismo y no lo veas). Pues nada, que habían prendido fuego al Starbucks de Urquinaona. Que no es que falten Starbucks, pero en fin. Como decía algún Twitteador gracioso, "Es oficial, los modernos de Urquinanona se quedan sin wifi". Esa es otra buena razón para manifestarse, por cierto.

Hemos seguido andando hacia donde andaban los que huían, en dirección contraria a Urquinaona, y como había hambre de tanto andar, de tanta Lluita y de tanto estrés, nos hemos metido a una Salchichería Alemana que parecía muy auténtica. Cuando estábamos disfrutando de nuestra salchicha alemana auténtica, hemos empezado a ver , desde la ventana del primer piso en el que estábamos, un montón de gente corriendo en el cruce (esos cruces amplísimos del Eixample, porque los bloques acaban en chaflán. Lo más way de haber caminado por Barcelona con un arquitecto). Detrás de la gente corriendo han venido un montón de lecheras que se han parado justo ahí, a 3 m de nosotras (que estábamos protegidas por un cristal, ojo). Se han bajado unos robocops y han lanzado pelotas de goma. El bar ha echado la persiana. Estábamos sitiados pero la verdad, con salchichas y patatas bravas y cerveza, daba un poco igual. Es lo que decía de las tapas. En seguida se han marchado, pero al rato han vuelto y ya nos hemos puesto nerviosas y hemos aprovechado otro ratito de tranquilidad para huir.

Al bajar a la puerta el dueño nos ha dicho "¿Quieren salir? Esperen aquí". La persiana estaba casi bajada. Nos ha acumulado junto a un padre con su hijo mientras comprobaba que no había peligro. Ha sido como esperar a montar en una patera o algo, no sé. Luego nos ha subido la persiana para que saliéramos todos juntos y la han vuelto a bajar.

En todas las calles había luces azules intermitentes a lo lejos, pero también bicis y gente paseando. No sé si porque era todo una tremenda exageración o porque aquí lo llevan bien, están acostumbrados.

Todo bastante folklórico en realidad. Si no fuera porque esta mañana he visto al señor Manolo salir a recoger los cristales y el marco roto de la ventana de su bar cuando alguien ha decidido lanzar contra ella el pie de piedra de una sombrilla de terraza. Ese bar ni siquiera estaba abierto. Y Manolo ni siquiera se ha quejado.

Pero no importa, me he comido un churro relleno de dulce de leche.